Octavo día en Dublín (2ª parte)

Dejamos Belfast, y nos dirijimos a la Calzada del Gigante (Giant´s Causeway), ¡qué ganas!. El día está nublado y nos llueve de camino.

Se me olvidó comentar en el post anterior algo curioso. Cuando vas por la carretera camino de Belfast, pasas la frontera. Ya os comenté que la parte de Irlanda del Norte pertenece a Inglaterra. Pues no os podéis imaginar cómo está marcada esa frontera, y es que si te vas fijando en la línea del arcén es discontinua, y cuando pasas la frontera se convierte en continua…. Nada más…. No deja de ser curioso, ¿verdad?. Y de repente, la moneda oficial, el euro, pasa a ser la libra, jejeje.

Bueno, a lo que estamos. Llegamos a la Calzada del Gigante, y nuestro guía nos comenta, que para ir a visitarla, puedes o bien coger un autobús que te lleva hasta allí, (1,20€ o 1 libra), o ir caminando. Tan sólo es 1km, así que dos chicas y yo nos vamos andando. De momento hace buen día, pero quien sabe… se puede poner a llover en cualquier momento. El tiempo en Irlanda es así.

Por el camino vamos haciendo fotografías, el paisaje es increíblemente maravilloso.

De camino a la Calzada del Gigante

De camino a la Calzada del Gigante

Y por fin, vemos una parte de la Calzada. Yo me vuelvo loca, no puedo dejar de hacer fotografías, la cámara forma parte de mi brazo, jajaja. Tenía muchas ganas de venir aquí, y ya estoy aquí…. ¡es precioso!.

En la Calzada del Gigante

En la Calzada del Gigante

Ya os comenté la leyenda de este lugar en uno de los primeros post, pero os la voy a recordar, pues a mi me encanta, es preciosa:

“Cuenta la historia que había dos gigantes, uno de Irlanda (Finn) y otro de Staffa (Bennandoner), que se llevaban muy mal y continuamente se tiraban rocas. De tanto tirar rocas se formó un campo de piedras sobre el mar. El gigante escocés decidió pasar el camino de rocas y derrotar a su adversario, pues éste era más fuerte que el otro. La mujer del gigante (Oonagh) irlandés vio cómo venía el gigante escocés, así que decidió vestir a su marido de bebé. Al llegar el escocés y ver que el bebé era tan grande, pensó que su padre sería el triple de grande, así que huyó pisando muy fuerte las rocas, que se hundieron en el mar para que el otro gigante no pudiera llegar a Staffa.”

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En la Calzada del Gigante

Pero tan sólo es una leyenda. La historia real de este lugar es que se compone de 40.000 columnas de basalto, originadas por el enfriamiento rápido de la lava de un cráter que ocurrió hace unos 60 millones de años. Casi nada. Tienen formas exagonales perfectas muchas de ellas, y fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, y Reserva Natural Nacional en 1987. Se descubrió en 1963, y desde entonces miles y miles de personas pasan por aquí, para admirar este “milagro” de la naturaleza, o para intentar ver al gigante escocés correr asustado hacia su casa….

¿Con qué os quedáis? ¿Con la leyenda o con su historia real?

Formas hexagonales en el basalto, piedra volcánica

Formas hexagonales en el basalto, piedra volcánica

Después de una hora más o menos en la Calzada, haciendo fotos por todos los lados, nos disponemos a volver al lugar donde nos dejó el guía. En este caso cogemos el bus pues se ha puesto a llover con ganas. Una vez en la zona de restaurantes y demás, nos comemos el sándwich, y entramos a cotillear a la tienda de souvenirs. Tengo que comprarme un imán…. Jaja.

A eso de las 4 de la tarde, salimos hacia Dublín, aún nos quedan por delante unas tres horas de camino. Salvador nos dice que haremos dos paradas, una para ver unas ruinas de un castillo, pero desde la carretera, sin acercarnos hasta el, y luego otra en una gasolinera para quienes quieran ir al baño o tomarse algo.

El castillo es el de Antrim, situado sobre un peñasco, que le da un aspecto espectacular. Se encuentra rodeado de altos acantilados y se puede acceder mediante un puente. Mandado construir por el Duque de Ulster, Richard de Burgh en el año 1200. El edificio se encuentra bajo la protección del Departamento de Monumentos Históricos de Irlanda. Pero tan sólo lo vemos desde la carretera, no da tiempo para acercarnos a visitarlo. Queda pendiente.

Castillo de Antrim

Castillo de Antrim

Volvemos a coger el bus, y a esperar a la segunda parada “de confort”. Y a eso de las 19:30 de la tarde, ya estamos en Dublín. Me despido de la gente con la que he viajado, y veo que el autobús 16 (como no), está llegando a la parada, y voy corriendo a cogerlo, pues ya tengo ganas de llegar a casa. Ha sido un viaje largo, pero maravilloso. Vuelvo cansada pero contenta.

Llego a casa a las 8, y evidentemente ya han cenado. Sólo está en casa el hijo, y me pregunta si quiero cenar ya. Le digo que me doy una ducha antes. Y cuando bajo a cenar, me encuentro que me había preparado una pizza jeje. Así que ni corta ni perezosa me como mi cena, y me subo al cuarto a descansar. Mañana ya es domingo… voy descontando horas. Ya me queda poco aquí, y me da pena.

Hasta mañana!!!